Carmen Aguiar de Lapacó madre de Alejandra Mónica Lapacó, su única hija, detenida - desaparecida el 16 de marzo de 1977 y miembro de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora falleció hoy a sus 93 años. Desde la CTA provincia de Bs As la despedimos con profundo dolor y con la firme convicción de continuar el camino que nos legó.

La historia de Carmen

“Yo soy Carmen Lapacó, mamá de Alejandra Mónica Lapacó Aguiar. Llevo el apellido de mi hija porque cada una de nosotras hemos dejado de lado nuestro apellido para llevar el de nuestros hijo/as y sentirlos siempre cerca. Alejandra tenía 19 años cuando la secuestraron. Nosotras, con nuestra edad, estamos todavía en la Plaza de Mayo, esto quiere decir que - a pesar de todo - hemos continuado".

En 1977, Carmen vivía con su madre y su hija Alejandra, había enviudado pocos años atrás y era Profesora en un colegio secundario. A pocos días de cumplirse el primer año del gobierno de facto, la armonía de su hogar se vio interrumpida por la violencia del Terrorismo de Estado. “Era el miércoles 16 de marzo de 1977. Estábamos Alejandra, Marcelo - novio de Alejandra -, mi madre, mi sobrino Alejandro - que había venido de San Juan a rendir unas materias para recibirse de abogado - y yo. En casa vivíamos 3 mujeres solas: Alejandra, mamá y yo. Entonces, cuando había gente joven en la mesa, era pura risa. En eso, tocan el timbre, muy despacito. Me levanto, miro por la mirilla, y digo “no es acá”, y ahí me gritan “¡Fuerzas Conjuntas en Acción, abran la puerta y si no la rompemos!”. Inmediatamente los chicos me gritaron que abriera y entraron unos hombres fuertemente armados. A mí no se me olvida la imagen de esos tipos entrando: mi mamá abrazando a mi hija y los dos chicos ahí parados, tiesos. Entraron, revisaron toda la casa. Robaron, rompieron, se llevaron fotos y todos los materiales de mi hija del secundario y la universidad. Teníamos una biblioteca que llegaba hasta el techo y tiraron los libros. No dejaron nada. Después de unas cuantas horas en casa, se llevaron unas joyas de mi mamá, una gargantilla y una pulsera de oro, mis ahorros en dólares, se llevaron ropa y dos valijas llenas. Y se llevaron lo principal que había en mi vida: mi hija. Tenía 19 años cuando la secuestraron. Nos llevaron a nosotros cuatro y la dejaron a mi mamá…”.

Carmen vivió el horror desde adentro del Centro Clandestino de Detención, conocido como “Club Atlético”. Allí sufrió la violencia de los represores durante tres días.“Nos sacaron de casa y había dos autos parados en la vereda. Me subieron con mi sobrino a uno de los autos y al otro los subieron a Alejandra y Marcelo. Entramos ahí y nos hicieron colocar contra la pared. Había unas ventanitas al ras de la vereda. Luego había un escritorio donde una persona nos daba una letra y un número. Llenaron unas fichas que eran medio verdes, nos pidieron los datos y dijeron: “Ya dejan de llamarse como antes”. Yo era F52, Marcelo F50, Alejandra F51 y mi sobrino F53. Al traspasar una puerta, había que bajar unos escalones. Llegamos a unos cubículos pequeños, nos pusieron cadenas en los pies y nos hicieron sentar”.

El último encuentro entre Carmen y su hija Alejandra se dio precisamente ahí, en ese infierno del que muy pocos pudieron salir: “En un momento dado, miro y veo que estaba Alejandra cerca mío, entonces paso la mano y la toco, ella pega un grito y entonces yo le digo quién soy.

Nos abrazamos, nos besamos y me dijo: “Mamita: no resisto más la tortura, me estoy muriendo”. Fue el último abrazo y beso de mi hija. Vinieron y se la llevaron".

Fuente
http://www.buenosaires.gob.ar/educacion/programasymemoria/archivos-por-la-memoria/carmen-lapaco