CTA presente en el XVI Encuentro de Solidaridad con Cuba en Argentina, jornadas desarrolladas en la ciudad de Rosario los días 15, 16 y 17 de junio por la defensa de los procesos de integración en la región, con la consigna "Con la Revolución Cubana y la Patria Grande"

Organizado por el Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba (Mascuba) se realizó el XVI encuentro del que participaron Pablo Masciangelo y José Chapu Urreli en representación de la CTA de los Trabajadores.

Este encuentro sesionó en homenaje a Ernesto "Che" Guevara en el marco del 90 aniversario de su nacimiento, y contó con la participación de uno de los denominados "Cinco Cubanos", luchador antiterrorista, Antonio Guerrero.

Se dispuso un trabajo de varias comisiones en las que abordaron temas relacionados con los momentos actuales que atraviesa la región: guerra psicológica y batalla de ideas en medios tradicionales y redes sociales, el modelo democrático cubano y la integración antimperialista, el bloque económico, comercial y financiero contra Cuba, las presiones sobre Venezuela y la prisión del compañero Lula Da Silva entre otras.

Además se desarrollaron actividades culturales con diferentes muestras artísticas.


DECLARACIÓN FINAL
XVI ENCUENTRO NACIONAL DE SOLIDARIDAD CON CUBA

Rosario, Argentina, 17 de junio de 2018

Los logros de Cuba, la heroica

Faltando muy poco para que el triunfo de su Revolución cumpla 60 años, los avances de Cuba son por todo el mundo reconocidos. En esta isla, de utopías cumplidas y continuamente renovadas, aun en medio de gravísimas agresiones que incluyen un fallido intento de invasión y cientos de atentados criminales, en medio del implacable bloqueo económico y financiero y el continuo asedio de los EEUU, e, incluso, con la injusta prisión sufrida durante dieciséis años por los cinco Héroes Cubanos, luchadores antiterroristas que intentaban prevenir acciones violentas impulsadas desde territorio yanqui contra la isla, y a los que, sin tener pruebas en su contra, el gobierno de Washington acusó de conspiración, el pueblo de Cuba alcanzó uno de los primeros lugares en la lucha contra la desigualdad y los privilegios. En ese país, ningún ciudadano o ciudadana es ajeno a la seguridad social; los niños, los ancianos, los enfermos y las personas con necesidades especiales están protegidos, y no hay en la isla quien se encuentre en situación de calle. El gobierno revolucionario realizó una profunda reforma agraria y dio fuertes apoyos económicos y técnicos a los agricultores y trabajadores del campo. Redujo la criminalidad en delitos del orden común y dio un alto grado de seguridad interna a sus habitantes, algo reconocido por muchos países; no hay, además, femicidios en Cuba. La liberación, el respeto y la promoción de la mujer, lejos de quedar postergados, corrieron en paralelo al proceso revolucionario que, desde sus inicios, incluyó a mujeres en primera línea de lucha. 
Cuba alcanzó los más altos índices de alfabetización y escolaridad, y prominentes niveles en la educación universitaria, así como también en la preparación de técnicos, ingenieros, médicos y otros profesionales. Impulsó las artes y las ciencias y realizó numerosos descubrimientos científicos reconocidos a nivel internacional, sobre todo en el terreno de la Biología y la Medicina. Música, ballet, teatro, cine y otras bellas artes, así como innumerables deportes, merecieron un fuerte impulso del Estado.
Los pueblos del planeta admiran los logros de Cuba, y en su mayoría reconocen su solidaridad, puesto que, fiel al enunciado de José Martí: “Patria es humanidad”, Cuba comparte generosamente con otros pueblos sus mejores realizaciones. Cientos de miles de personas recuperaron la visión gracias a las cirugías gratuitas de “Operación Milagro”. En Iberoamérica, ocho millones de analfabetos dejaron de serlo mediante el método “Yo sí puedo”. Más de 50 mil médicos cubanos ejercen su labor humanitaria en 62 países. De la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), egresan miles de estudiantes de Nuestra América y del llamado Tercer Mundo, luego de haber cursado Medicina y otras carreras. Y si el triunfo de la Revolución Cubana tuvo y tiene un grandioso y profundo impacto político en nuestra región –y también en el mundo–, es indiscutible el vigor y la cohesión que insufló la Casa de las Américas en la creación artística y el despliegue intelectual de nuestros países. Esta Casa-faro, que no escatimó su luz en períodos de relativa calma en nuestra región, la prodigó en los años de plomo y oscuridad absoluta, cuando las dictaduras de los 70 parecían perpetuarse en buena parte de nuestros países, y entonces los trabajadores de la cultura aprendían los duros oficios del exilio. No pocas veces la Casa fue refugio de escritores censurados e, incluso, perseguidos.

Los EEUU. Bloqueo y agresiones.

La comunidad internacional ha consagrado hace décadas el derecho a la libre determinación de los pueblos y, como no podía ser de otra manera, se lo reconoce a la nación cubana que, por su parte, siempre ha estado dispuesta a mantener lazos francos y pacíficos con los EEUU, basados en el mutuo respeto a la igualdad soberana y la no injerencia en la política interna de cada país. En 2017, durante la Asamblea General de la ONU, por vigesimosexto año consecutivo 191 países condenaron el cruel bloqueo impuesto contra Cuba, mientras EEUU e Israel quedaban en absurda minoría. Ya el ex presidente de los EEUU, Barak Obama, había manifestado la voluntad de su gobierno en cuanto a poner fin a las sanciones aplicadas a Cuba, por considerarlas una medida obsoleta e inútil que afectaba a ambos países. 

Así, al cabo de 54 años de la ruptura unilateral de relaciones por parte de Washington en 1961, se restablecieron en 2015 las relaciones diplomáticas. Pero a partir del arribo de Donald Trump las relaciones entre Cuba y EEUU se han deteriorado a causa del retorno de una política basada en la hostilidad. En forma intempestiva el gobierno de Washington redujo al mínimo la nómina de su personal diplomático en La Habana, alegando “razones de seguridad” con el pretexto de “ataques sónicos” que habrían afectado a funcionarios de su Embajada.

La Casa Blanca levantó barreras para viajar a Cuba y recibir viajeros de la isla, quienes ahora deben trasladarse a Bogotá, Colombia, para obtener visas, con un alto costo burocrático y de desplazamiento. El muro que separa a EEUU de México tiene su réplica virtual en estas maniobras. En su retorno a una política basada en la hostilidad hacia Cuba, la administración Trump sostiene el criminal bloqueo y también lo extiende al pueblo y la Revolución Bolivariana.
 
Nuestra América en la hora actual

Con los más altos índices de la concentración de la riqueza, América Latina es la región más injusta del mundo. Por otra parte, bajo la famosa doctrina Monroe: “América para los americanos” –entendidos estos últimos como los que habitaban en el norte y no al sur del Río Bravo–, los EEUU conspiraron para ahogar todo brote emancipatorio que se propusiera completar la gesta iniciada en el siglo XIX por los héroes y heroínas que lucharon por el ideal de libertad e independencia de la Patria Grande, tal como lo soñaron Martí, Bolívar, San Martín y tantos otros. Con Cuba no pudieron. El 1º de enero de 1959, el triunfo de una Revolución que se declaró antimperialista, y luego, en 1961, socialista, obró como un golpe a la mandíbula del Imperio: Cuba daba al resto de la región razones para considerar la utopía como meta posible; el influjo de ese ejemplo resultaba peligroso para los intereses del Imperio. Como la movida de los años 60 y 70 venía fuerte –recordemos el lema: “Liberación o dependencia”–, desde Washington se diseñó un plan de sangrientas dictaduras a lo largo y ancho de Nuestra América. 

Mediante las dictaduras y el Plan Cóndor el imperialismo instaló el neoliberalismo y nuestra región se convirtió en el laboratorio experimental para tratamientos de shock. Contra los ajustes neoliberales pronto se dejarían oír las protestas más pujantes. Recordemos la crisis argentina del 2001 y la represalia sufrida por manifestantes en las calles. Antes, en 1989, había estallado el Caracazo venezolano, el levantamiento anti-FMI más vigoroso y organizado. Allí surgía un líder político inolvidable, Hugo Chávez Frías. Su elección como presidente en 1998 punteó en esta región un desplazamiento a la izquierda, y su gobierno, un fuerte rechazo al neoliberalismo y la promesa de un cambio radical, con la inclusión de vastas mayorías desde siempre postergadas. Así continuó en América Latina una ola de gobiernos progresistas que tuvo un momento cumbre en el rotundo el rechazo al ALCA frente al presidente Bush (Mar del Plata, 2005), protagonizado por los presidentes Kirchner, Chávez y Lula; entonces, el rechazo al imperialismo fue un estandarte común y unificador.

El proceso de unidad e integración de nuestros países (ALBA, Unasur, Celac, Mercosur) sufre los embates del imperialismo con una persistente táctica de ataque y desestabilización contra gobiernos que abordaron políticas de mayor inclusión y justicia social. Sin apelar a dictaduras militares, se implementan en nuestra región nuevas modalidades de golpes de Estado, iniciados en 2009 con el de Honduras: golpes parlamentarios, judiciales y mediáticos, o bien la traición a los partidos políticos de pertenencia y/ o sus programas electorales. Reurgieron así políticas neoliberales, en las que el debilitamiento institucional, el desmantelamiento de políticas sociales, laborales y de derechos humanos y una mayor violencia de las fuerzas represivas tornan muy frágil el límite con un Estado de excepción. 

La Revolución Bolivariana enfrenta la guerra no convencional que le imponen sus enemigos externos y sectores golpistas internos. Los resultados del reciente proceso electoral ratifica la legitimidad y el carácter democrático del gobierno encabezado por el presidente constitucional Nicolás Maduro Moros y la unión cívico-militar.

En Nicaragua los planes desestabilizadores del imperialismo se repiten con la violencia terrorista, por parte de los grupos de ultraderecha, que en connivencia con otros sectores de poder desconocen la abrumadora mayoría popular y electoral que supo construir el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

En Colombia, el presidente Santos avanza en la incorporación de este país a la OTAN. Este grave y peligroso hecho significa una nueva entrega de soberanía nacional al permitir la presencia de esta alianza guerrerista que promueve todos las acciones bélicas en el planeta. Esta decisión viola la declaración de América Latina y el Caribe como ZONA DE PAZ.

Bajo la supremacía de un mismo plan regional de dependencia, el caso de la Argentina presenta un matiz diferente: por primera vez la derecha accedió al gobierno mediante el sufragio; lo consiguió bajo el ala protectora de los poderes fácticos y un formidable aparato mediático que hasta hoy mantiene al presidente Mauricio Macri bajo una envoltura galvanizada. Su gestión se inscribe en un proceso de recolonización que lideran capitalistas nacionales y sus CEOS, ligados al capital transnacional. El desprecio y hasta el odio al pobre que trasuntan los mensajes de sus funcionarios ofende la dignidad y la capacidad de reflexión de los ciudadanos. La información telegráfica que da el presidente Macri contiene datos falsos de toda falsedad (“…ha disminuido la pobreza”, “…creció el empleo”, “…lo peor ya pasó”, etc., etc.). Entre tanto, el más cruel “ajuste” recae sobre el pueblo: tope a acuerdos paritarios, explotación de la fuerza de trabajo mal pagada, despidos en masa, tarifas de descomunales en los servicios públicos, desmantelamiento de estructuras estatales educativas, científicas y de protección social, sumado a la entrega de la economía al FMI y a la banca JP Morgan.

Además de una base de la OTAN en nuestras Islas Malvinas, se ha instalado una base militar yanqui en Misiones y Neuquén, lo que implica el control del Acuífero Guaraní y la Triple Frontera y los recursos naturales de la Patagonia argentina. Además, con el fingido objeto de instalar una base “científica” en Tierra del Fuego, los EEUU se posicionan cerca de las Islas Malvinas, la Antártida y el paso natural entre dos océanos: el Atlántico y el Pacífico.
Los nuevos desafíos de la solidaridad.

¿Qué hacer ante los nuevos desafío?
Una vez más, la palabra de Fidel marca el camino. Dijo: Ser internacionalista es pagar nuestra propia deuda con la humanidad. Y, en su misma concepción, si el deber de las naciones oprimidas y explotadas es luchar por su liberación, es deber de cada pueblo ser solidario… con todos los pueblos oprimidos, colonizados, explotados o agredidos, sea cual fuere el lugar del mundo en que éstos se encuentren y la distancia geográfica que los separe. El Che aporta lo suyo al decir: "...si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo más importante." Es decir, que entre los inconmensurables ejemplos que la Revolución Cubana ofrece a los pueblos de América Latina y el Caribe, se destacan dos que han sido y son determinantes en las luchas de nuestros pueblos: la unidad y el internacionalismo consecuente.

El desafío de la hora actual es grande. El capitalismo, bajo su faz neoliberal, se enfrenta a un mundo multipolar, y por eso concentra sus miradas en lo que cree es su “patio trasero”: América Latina. Pretende recolonizarla, borrar de un plumazo su historia e instalar nuevas formas de esclavitud y despojo. Está claro que, en Nuestra América, los EEUU promueven las tácticas y fórmulas de la Restauración Conservadora, administradas por las oligarquías locales, los medios de comunicación concentrados y los servicios de inteligencia, según prescriben las respectivas embajadas yanquis. De este modo asedian la continuidad de procesos progresistas y en vías al socialismo. No toleran el avance de la integración latinoamericana y la inclusión de las grandes masas postergadas en nuestros países.

Por todo lo expuesto, los miembros del MASCUBA, reunidos en la ciudad de Rosario los días 15, 16 y 17 de junio, con la presencia de 142 delegados de 12 provincias de la República Argentina y con la participación de delegados internacionales provenientes de Venezuela, Bolivia, Brasil y Cuba; decimos que:

Rechazamos de plano las medidas retrógradas de la administración Trump en contra del buen entendimiento y relación entre Cuba y su país. Reclamamos, una vez más pero con creciente fervor, el levantamiento del bloqueo genocida que hace más de medio siglo viene padeciendo el pueblo cubano. Exigimos respeto a la dignidad de su Revolución y el derecho de su pueblo a la autodeterminación. 

Reclamamos el retiro de la base militar de Estados Unidos de Guantánamo y la devolución de ese territorio a Cuba. Asimismo exigimos el retiro de las bases imperialistas instaladas en nuestros países y en toda la región.

Felicitamos al pueblo y gobierno revolucionario de Cuba por el ejemplo democrático, participativo y de poder popular que quedó plasmado en las últimas elecciones que decidió el relevo generacional en la Asamblea Nacional del Poder Popular, los Consejos de Estado y de Ministros, y su nuevo presidente el Compañero Miguel Díaz Canel Bermudez.

Apoyamos a la República Bolivariana de Venezuela y sus logros revolucionarios. Reclamamos respeto a su pueblo y a su voluntad para decidir su forma de gobierno y para estructurar libremente su sociedad, sin injerencias externas. Reconocemos los estoicos esfuerzos que viene realizando el gobierno de Nicolás Maduro frente a la batalla económica y mediática que libran contra su país.

Exigimos el levantamiento de las medidas de bloqueo contra la República Bolivariana de Venezuela.

Rechazamos las medidas coercitivas unilaterales impuestas por los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea y la injerencia externa contra la Revolución Bolivariana y Chavista de Venezuela que amenazan la paz y el diálogo entre venezolanos con propósitos desestabilizadores que generan penurias económicas a su población.
Reclamamos terminar con las ocupaciones territoriales y enclaves coloniales en las Islas Malvinas, Puerto Rico. 

Exigimos concluir con la criminalización de la protesta y la persecución, prisión política y atentado a la vida de militantes opositores y luchadores populares, como los sufridos la hondureña Berta Cáceres y la brasileña Marielle Franco, y de los argentinos Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, cuyas muertes claman por justicia
Nos sumamos al reclamo del pueblo brasileño y toda Nuestra América por la libertad del ex presidente Lula Da Silva.

Libertad a la argentina Milagro Sala, sus compañeros de la organización Túpac Amaru y otros detenidos políticos, en la Argentina y en todos los países de nuestra región.
Condenamos la represión a las protestas sociales y a las personas más vulnerables.
Repudiamos las acciones criminales y terroristas en Nicaragua que ocasionaron las muertes de personas y militantes que enfrentan las acciones desestabilizadoras del imperio.

Reivindicamos la unidad latinoamericana y bregamos por la integración económica, política y social de sus naciones. Nuestra América es y quiere seguir siendo zona de paz, merecedora de construir en libertad su historia soberana.