El encuentro de Burzaco realizado el 17 de diciembre de 1991 debatió en torno al modelo de organización sindical que permitiera enfrentar las políticas laborales, además de debatir alrededor de prácticas que permitieran democratizar las representaciones gremiales.

Ese modelo sindical debía basarse en cuatro prácticas fundamentales que, en la visión de quienes las propugnaban, rompían con el viejo sindicalismo.

La primera de las prácticas enumeradas consistía en la autonomía sindical con respecto al Estado, los patrones y los partidos políticos. La segunda práctica remitía al establecimiento de la democracia sindical que se expresaría principalmente a través del voto directo como mecanismo de designación de autoridades. En tercer lugar se reconocía la prioridad de promover la apertura del nuevo espacio a otros sectores de la sociedad, como canal de expresión de sus demandas, especialmente si éstas provenían de quienes se encontraban excluidos del "modelo". La última práctica que se mencionaba aludía a la revalorización de la ética gremial en rechazo tanto de actos de corrupción como de posturas que terminaran perjudicando la situación de la clase trabajadora en nombre de un supuesto pragmatismo como fundamento de la negociación.

El 14 de noviembre de 1992 se funda el CTA como Congreso de los Trabajadores Argentinos ante la presencia de 2600 delegados, y se firma una declaración de principios en la cual se establecen las características organizativas que asumiría el nuevo nucleamiento sindical. De allí en más, los pasos dados se orientaron al logro de que ese nuevo espacio, cuya raíz se hallaba en los sindicatos, fuera reconocido oficialmente.

El Primer Congreso como Central se realiza en 1996, reúne 7 mil delegados en el Luna Park. En consecuencia, el Congreso de los Trabajadores Argentinos pasa a denominarse Central de los Trabajadores Argentinos. Fue ratificado con la resolución N° 325/9 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que aprueba la inscripción gremial de la CTA en el año 1997.

El Gobierno Nacional reconoce la Central en el marco de una fuerte presencia en las calles y en los barrios. Esto significó entrar en la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSCS) con la firme decisión de aportar a la unidad latinoamericana.

Un punto clave para comprender el proceso de reformulación del concepto de clase trabajadora que encarnó la CTA, lo constituyó las repercusiones que ya a mediados de la década del ochenta comenzaban a tener las problemáticas de la pobreza y de la precarización laboral.

El dirigente Germán Abdala expresaba su preocupación por esto último cuando en algunos comentarios realizados en 1985, daba cuenta de la necesidad de encontrar nuevas formas de representación de la clase trabajadora.

Consecuentemente, no resulta extraño que en la reunión de Burzaco de 1991 haya quedado plasmada la voluntad de propiciar la apertura del sindicato a otras organizaciones sociales.

Fuente: Secretaria de Formación Político Sindical SUTEBA Libro "Clase trabajadora, nuestra lucha"


Encuentro de organizaciones y dirigentes sindicales reunido en la localidad
de Burzaco, Provincia de Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1991.
Declaración

Vivimos las consecuencias de un plan económico que sólo prioriza el pago
del endeudamiento externo. Consecuencia que se expresa en niveles
crecientes de desempleo y marginalidad, en la postergación de los
jubilados, en el remate a precio vil del patrimonio estatal, en la
desintegración del espacio nacional, en el deterioro de la salud popular, en
la afirmación de un modelo educacional excluyente, en una inserción
subordinada al interés norteamericano en el contexto mundial.
Esta ofensiva neoliberal sobre el conjunto de los trabajadores y el pueblo,
que afirma una cultura de sobrevivencia, se traduce en el progresivo
deterioro del espacio democrático expresado en el predominio de los
decretos de instrumentación de las políticas, en la transformación del
parlamento en caja de resonancia de los proyectos del ejecutivo, en la
subordinación de la Corte Suprema de Justicia, en la afirmación progresiva
de prácticas represivas sobre los trabajadores y en la eliminación de todo
organismo de control sobre la gestión oficial (subordinación del Tribunal de
cuentas de la Nación, de la Sindicatura General de Empresas Públicas, etc.).
La imposición de ese modelo económico se sostiene en la hegemonía de un
discurso que pretende convencernos de que la economía es producto de
leyes naturales al igual que las piedras o los árboles, antes las cuáles la
política no puede hacer absolutamente nada. Hay que sentarse a observar
el inexorable movimiento de las leyes de mercado. Esta es una visión
fetichista del funcionamiento de la economía. Es la visión de los sectores
dominantes que detentan el control del proceso económico argentino.
Somos conscientes que la posibilidad de una economía al servicio del
hombre fundada en niveles crecientes de autonomía y justicia social, no
constituye un problema económico. Hacer viable un plan alternativo exige,
antes que nada, una ideología y una política alternativas.
La situación que afronta nuestra comunidad ante la destrucción de muchas
de sus organizaciones políticas y sociales nos plantea el desafío de
concretar nuevas formas de construcción política y social, capaces de
reinstalar el poder de los trabajadores y el pueblo en el escenario nacional.

POR UN NUEVO MODELO SINDICAL
El viejo modelo sindical sostenido por su dependencia del poder político y su
grado de complicidad con el poder económico no sirve para canalizar las
demandas de sus representados ni defender sus conquistas e intereses.
Ante este cuadro de situación y sobre la base del reconocimiento de errores
en el proceso de construcción y acumulación, este encuentro de
organizaciones sindicales se propone realizar un plan de trabajo que amplíe
el debate y las propuestas desde una corriente sindical y hacia un
movimiento político social que surja de una práctica que contemple:
1. Autonomía sindical con respecto al Estado, los patrones y los partidos
políticos.
2. Democracia sindical, rechazando las estériles divisiones y el sectarismo.
3. Apertura a otras organizaciones sociales que expresen las múltiples
demandas de los sectores populares y que reflejen la realidad de los cinco
millones de argentinos con problemas de empleo.
4. Revalorización de la ética gremial atacando la corrupción y el pseudo
pragmatismo con el que las dirigencias caducas terminan legitimando el
ajuste.
Las nuevas formas de organización empresarial plantean nuevos desafíos a
la organización sindical y reflejan los límites de la estructura actual. Se hace
necesario entonces abordar formas organizativas que tengan en cuenta que
un mismo grupo empresario controla diferentes ramas productivas y que
han transnacionalizado su funcionamiento controlando inclusive al Estado.
Quienes firmamos este documento asumimos un compromiso de trabajo
consistente en construir una orgánica de carácter nacional, por sector y por
región, que debe materializarse en la convocatoria a un nuevo encuentro a
realizarse en marzo de 1992.
Este compromiso se funda en la evidente necesidad de ir dando forma a una
herramienta de acumulación política que permita instalar en el escenario de
las decisiones los distintos conflictos parciales. Más allá de nuestras
limitaciones y debilidades, este balbuceo que comenzamos a esbozar hoy no
debe desalentarnos. Es bueno recordar aquella frase del pedagogo brasileño
Paulo Freire, cuando dijo "Siempre la rebelión del dominado aparece
primero como un balbuceo".
BURZACO, 17 DE DICIEMBRE DE 1991.