· En el marco de la aún crítica situación económica es probable que el ritmo de crecimiento y la inflación experimenten fluctuaciones de corto plazo. Los primeros meses de 2017 muestran un leve crecimiento económico y la desaceleración de
la inflación. El sector primario, los servicios, el sector financiero y la construcción, impulsada por la obra pública, explicaron el cambio de tendencia, en tanto que la industria disminuyó el vértigo de la caída y en mayo anotó el primer crecimiento interanual después de 15 meses negativos.

· Más allá de esta “foto”, la “película” refleja la escasa sustentabilidad del cambio de tendencia. En primer lugar, el cierre de un conjunto amplio de acuerdos paritarios por debajo del nivel de inflación esperada indican que el consumo no será la variable decisiva para sustentar el crecimiento, máxime si se tiene en cuenta la elevación del desempleo por encima del 9% en el total del país, y del 10% en varios de los aglomerados más grandes. En segundo lugar, son escasas las oportunidades de inversión productiva en el marco del sostenimiento de altas tasas de interés, la apreciación cambiaria y la compleja situación internacional en la que resalta la crisis de Brasil. Bajo estas circunstancias, los problemas en el sector externo se acentuaron en el marco del nuevo ciclo de endeudamiento, la valorización financiera y la fuga de capitales.

· Al respecto, vale decir que las colocaciones de la deuda externa del gobierno nacional durante el primer semestre de 2017 (USD 33.948 millones) fueron similares al endeudamiento de todo el año 2016. Con el agravante de que la aceleración de
las emisiones de corto plazo generó una carga de vencimientos de tal magnitud que, sumados a los preexistentes al gobierno actual (USD 14.255), alcanzaron a USD 29.429 millones en el primer semestre del año. Es decir, las elevadas colocaciones de deuda externa en lo que va del año alcanzaron, principalmente, a refinanciar los vencimientos, lo cual es una expresión de la peligrosa “bola de nieve” que se está generando.

· El escenario empeora al tener en cuenta que:

1) aún resta financiar casi USD 16.095 millones de vencimientos en moneda
extranjera en el segundo semestre,
2) la fuga de capitales al exterior superó con creces los USD 6.000 millones en los
primeros 5 meses del año, acelerándose recientemente, y 3) se registraron en los primeros 5 meses del año considerables déficit gemelos: un saldo comercial negativo de casi USD 2.000 millones y un déficit fiscal financiero de casi $ 165.000 millones, en el marco de la duplicación del pago de intereses de la deuda pública.

· En ese marco, cayeron las reservas internacionales y se eleva el tipo de cambio, lo cual restringe las posibilidades de reducir las altas tasas de interés de las Lebac. Se expresa así el escaso margen de maniobra que tiene el actual planteo económico para evitar que los inversores privados dolaricen sus carteras y presionen aún más sobre el tipo de cambio. Al mismo tiempo, las altas tasas de interés alimentan la especulación financiera y la consiguiente fuga de capitales al exterior.

Se trata de una encrucijada inherente al proceso de acumulación en marcha.

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